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Ante dicha cuestión, los expertos proceden a darles una respuesta sencilla y directa: el origen de ese líquido está en el hecho de que el aire acondicionado, al ponerse en marcha e inundarse de gas a baja presión, provoca que la humedad existente en el ambiente se vaya “adosando” a su intercambiador.
Humedad que se convierte precisamente en agua, que se cae en lo que es la bandeja correspondiente del desagüe y que al final sale al exterior.